Este año se conmemoran 103 años del descubrimiento de la enfermedad por parte del patólogo y psiquiatra alemán Alois Alzheimer. Aunque estos pacientes pueden llegar a desconocer a sus seres más queridos y cercanos, una caricia, abrazo o algún gesto de afecto puede ayudarles a encender la luz de un recuerdo. El diagnóstico temprano es fundamental
El Alzheimer es una enfermedad cerebral progresiva y degenerativa que afecta la memoria, el pensamiento y la conducta, generalmente se desarrolla en personas mayores de 65 años de edad. Sus causas continúan siendo desconocidas, sin embrago, se cree que su origen se debe a la convergencia de diversos factores como el depósito de una proteína llamada beta amiloide y la aparición de placas neuríticas, lo cual afecta la estructura neuronal normal.
Es una enfermedad que incide sobre las capacidades intelectuales del individuo como la memoria, razonamiento y el lenguaje. Convivir con una persona que tiene enfermedad tipo Alzheimer, sobre todo cuando se trata de un padre o una madre, no es una prueba fácil de afrontar. Dada la diversidad de sentimientos que pueden llegar a desestabilizar el núcleo familiar y sobre todo la vida del cuidador principal, es importante recordar que la memoria emotiva es la que estos pacientes mantienen por más tiempo.
La especialista en neuropsiquiatría, doctora Zhilma Sucre, explicó que un paciente con esta patología, se hace dependiente de sus familiares o de un cuidador, debido a que su enfermedad es progresiva e irreversible y afecta las funciones cerebrales superiores -intelectuales, sociales y emocionales-, por lo que la persona necesariamente pasa a depender de otro adulto para desenvolverse lo mejor posible en su cotidianeidad.
Estudios médicos han demostrado que la memoria emotiva de las personas diagnosticadas con demencia tipo Alzheimer es la que se mantiene por más tiempo. Aunque estos pacientes pueden llegar a desconocer a sus seres más queridos y cercanos, una caricia, abrazo o algún gesto de afecto puede ayudarles a encender la luz de un recuerdo, llegando a reconocer a quienes aman y a quienes les acompañan diariamente.
La Dra. Sucre, indicó que en primera instancia tras conocerse el diagnóstico del paciente, "los familiares deben informarse sobre qué es la enfermedad y todo el proceso que conlleva su desarrollo, de modo que este conocimiento les permita afrontar mejor los posibles cambios físicos, conductuales, económicos y sociales que ocurran".
Convivir con alguien que tiene demencia tipo Alzheimer amerita la preparación y unión de todo el núcleo familiar para trabajar en equipo, de modo que pueda garantizarse una mejor calidad de vida tanto al paciente como al cuidador principal.
Desde su descubrimiento en 1906, los avances en la ciencia han permitido desarrollar tratamientos y terapias que puedan hacer del Alzheimer una enfermedad tratable, más aún cuando es diagnosticada tempranamente, lo que aumenta las probabilidades de desacelerar su progresión.
El doctor Aquiles Salas, médico internista especializado en geriatría y gerontología y miembro de la Fundación Alzheimer de Venezuela, dijo que en los pacientes con demencia tipo Alzheimer el deterioro cognitivo puede ocasionar confusión, intranquilidad, desorientación, incapacidad de realizar tareas mentales, cambios repentinos de comportamiento, personalidad y humor, entre otros signos.
Sin embargo, el doctor Salas explicó que esta enfermedad, cuya etiología no está bien especificada, no presenta síntomas de forma inmediata. Generalmente las personas con Alzheimer desarrollan los signos característicos de la patología mucho antes de recibir una diagnosis precisa. El período previo al diagnóstico es de gran desprotección para el paciente, ya que la sintomatología evoluciona progresivamente.
El doctor indicó que la evolución paulatina de la demencia tipo Alzheimer sin ningún tipo de tratamiento, puede desembocar en una situación de dependencia e incapacidad para el paciente. A pesar de que el deterioro progresivo de las funciones cognitivas, es una de las principales características de dicha patología, el diagnóstico oportuno y la participación de la familia pueden retardar el proceso neurodegenerativo.
Entre las múltiples opciones terapéuticas, los especialistas en la materia disponen de medicamentos como los Inhibidores de la AcetilColinesterasa y de la ButirilColinesterasa para su tratamiento.
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